Pasados los años setenta, hay una evolución en el cine europeo, no se puede decir que cada cinematografía tenga unas señas de identidad como grupo; existen proyectos singulares, rutinarios, originales, provocadores, insulsos, pretenciosos y aburridos. En europa, se sigue accediendo a las salas de cine para ver películas fundamentalmente estadounidenses, aunque en Francia hay un auge del cine natal, gracias a la financiación que se da a la empresa cinematográfica.
El cine italiano corre a cargo de directores como Luchino Visconti, Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, aunque otros artista empiezan a innovar gracias a su ideología y cultura, sacando obras como El conformista (1970) y Novecento (1976).
En Alemania, cogiern el relevo la generación intermedia, en la que se encontraban: Werner Herzog dirige Aguirre o la cólera de Dios (1973), excepcional relato sobre la época de conquistas. Rainer W. Fassbinder, corrosivo analista de la sociedad alemana y del ser humano, firma películas como La ley del más fuerte (1974) y La ansiedad de Verónica Voss (1981).
En Inglaterra, se apoya el cine de Stanley Kubrick (La naranja mecánica, 1971; El resplandor, 1980) y Charles Crichton (Un pez llamado Wanda, 1988), para dar en los ochenta a una de las décadas más brillantes de dicha cinematografía con Carros de fuego (1981), de Hugh Hudson, y Gandhi (1982).
En el cine francés, junto con los François Truffaut (La mujer de al lado, 1981), Jean-Pierre Jeunet (Amélie, 2001).
Amelie Trailer.
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