Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años 50, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida.
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. A medida que se avanzó en la producción de filmes sonoros, la integración de imagen y sonido se fue haciendo más orgánica.
Desde 1957 una nueva generación de directores consiguió fusionar la habilidad técnica con el refinamiento estético, por lo que se consiguió participar en festivales internacionales. Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon, Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación del cine argentino en la década de 1960.
Leopoldo Torre
En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como Nuevo Cine Argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada. El precursor en este movimiento es Martín Rejtman en 1991 con su ópera prima Rapado.
Martín Rejtman
En la actualidad los géneros cinematográficos están siendo revalorados en el cine argentino, no sólo por los directores locales que lo abordan, sino por el público, la crítica y los programadores. Surgen festivales destinados al cine de género independiente, como el Buenos Aires Rojo Sangre, también conocido como el BARS.
Trailer Dos Disparos, Martin Rejtman
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